Todo sucede un día en la oficina, cuando un tweet de ‘Espartaco’ se burla del jefe y sorprende al encargado que entra en cólera exigiendo conocer al responsable. El protagonista reconoce su responsabilidad y no duda en asumirlo poniéndose en pie y diciendo firme ‘Yo soy Espartaco’, ante la mirada incrédula de los compañeros. Pero inmediatamente después todos se ponen en pie y lo apoyan afirmando ‘Yo soy Espartaco’.